jueves, 24 de octubre de 2019



MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
GENERALIZACIÓN



Decimos que el entrenamiento produce generalización cuando la conducta entrenada en una situación artificial se transfiere a un ambiente natural, cuando el entrenamiento logra el desarrollo de un nuevo comportamiento que no había sido específicamente trabajado, o cuando se mantiene la conducta aprendida en el entorno natural a lo largo del tiempo. Antes de examinar las estrategias para programar la generalización de los cambios del comportamiento en estas tres direcciones, sería conveniente repasar los apartados sobre generalización, tanto del estímulo como  de la respuesta.

Generalización del estímulo
La generalización del estímulo se produce cuando una conducta es más probable en presencia de un estímulo o situación, como resultado de haber sido reforzada en presencia de otro estímulo o situación, como resultado de haber sido reforzada en presencia de otro estímulo o situación.

Generalización de la respuesta
La generalización que se produce cuando una conducta se hace más probable en presencia de un estímulo o situación, debido a que otro comportamiento se ha fortalecido en presencia de ese estímulo o situación.

  • Generalización no aprendida de la respuesta debido al gran parecido físico de las respuestas.
  • Generalización adquirida de la respuesta con escaso parecido físico de las respuestas.
  • Generalización adquirida de la respuesta debido a que son respuestas funcionalmente equivalente.

DIRECTRICES PARA PROGRAMAR LA GENERALIZACIÓN DE LAS CONDUCTAS OPERANTES

Plantear como objetivo conductas que tengan una utilidad evidente para los aprendices, ya que estos serán los comportamientos más probablemente reforzados en el entorno natural.
Entrenar la conducta objetivo en una situación tan parecida como sea posible al contexto en que queremos que se produzca.
Presentar variedad de condiciones durante el entrenamiento para que, por una parte, los aprendices se expongan a una muestra suficientemente amplia de dimensiones pertinentes del estímulo que faciliten la transferencia a otras situaciones y, por otra parte, para reforzar variaciones de la conducta deseable.
Establecer sucesivamente la conducta final en tantas situaciones como sea posible, comenzando por la más fácil y progresando hacia la más difícil.
Programar estímulos comunes, como por ejemplo, normas que favorezcan la transferencia a entornos nuevos.
Presentar variedad de respuestas aceptables durante las sesiones de entrenamiento.
Reducir gradualmente la frecuencia de refuerzo durante las sesiones de entrenamiento hasta que sea inferior a la que se produce en el contexto natural.
Cuando se avance a una situación novedosa, aumentar la frecuencia del refuerzo para contrarrestar la tendencia de los aprendices a diferenciar este nuevo contexto de la situación previa de entrenamiento.
Asegurarse de que se están administrando suficientes refuerzos como para mantener la conducta final en el contexto natural. Hay que prestar atención especial a este aspecto durante las fases iniciales de transferencia de la conducta final desde la situación de entrenamiento al ambiente natural. Se aconseja añadir tantos refuerzos como sea necesario, incluso a padres, madres y profesores, ya que son los responsables del mantenimiento del comportamiento en situaciones naturales y sólo posteriormente, ir reduciendo los refuerzos paulatinamente para impedir que el comportamiento final conseguido se deteriore.

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